(Para Luis Frayle DeIgado)
Estábamos detrás de aquella torre
cuando se abrió la noche y fue un aullido
todo el perfil del pozo en que mirada.
De hierro la saliva y de guijarros
amaneció el sudor en nuestras manos.
y estábamos debajo de un silencio
que ya tan sólo arena o lodo y labio.
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