El prologuista de su primer libro -Joaquín Medina- escribe: «La muerte es una constante, porque es un libro que se muerde la cola y es de muerte... Con esperanza en las entretelas. Con ganas de salir corriendo. Con miedo». En sus libros se anudan infancia y muerte (en un afán de superar ambas. es cierto) por lo que es verdad ese presagio.
El poeta Antonio Sánchez Zamarreño. Ante un libro más cuajado como «Horas Menores». Escribe: «Poesía para el lujo imaginativo. Desangrada hacia dimensiones esenciales. Poesía. En suma, para el hombre total. Asalto continuo de lo sorprendente. Ruptura con la pobre lógica cotidiana, la que nos ponemos todos los lunes para convencemos de que el reloj marca una hora cada sesenta minutos».
Se apunta aquí algo esencial de los verdaderos poetas: Apresar lo fugitivo, dar eternidad imposible a la pasión sentida y forma cristalina al evidente lugar del humo que es la vida desde el inicio (infancia) hasta la muerte: muerte que estas palabras quieren negar en un proceso creador.
El tiempo, agua, se nos escapa de las manos.
JOSE MANUEL REGALADO
EDITORIAL HESPÉRIDES
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